Por medio de nuestra inteligencia podemos conocer nuestras fortalezas y debilidades.
No sólo eso, sino que es clave potenciar las primeras y corregir las segundas. A esta habilidad se la conoce como inteligencia exitosa.
El ser humano tiene la habilidad de adaptarse a las diferentes situaciones que le acontecen en su día a día, pudiendo modificar sus acciones para alcanzar sus metas personales.
La inteligencia exitosa nos permite avanzar en la vida, crecer como personas, nos ayuda a superar nuestros obstáculos y vivir de una manera más feliz.
Tipos de inteligencia
Para poder potenciar nuestra inteligencia hay que tener en cuenta diferentes habilidades que necesitamos procesar y manejar:
- Inteligencia analítica: encargada de analizar y evaluar nuestros pensamientos, es aquella que interviene en la toma de decisiones y resolución de conflictos
- Inteligencia creativa: nos permite crear nuevas interpretaciones de las cosas, potenciando esta habilidad podremos crear nuevas ideas de una forma independiente y resolverlas
- Inteligencia práctica: pasa a la acción, nos permite adaptarnos al medio, usar las ideas y analizarlas para que podamos resolver las situaciones (de una manera procedimental)
Una buena combinación de estas tres inteligencias nos permite enfrentarnos a los retos de la vida de una forma óptima y con una mayor probabilidad de éxito.
Principales características de la inteligencia exitosa
El psicólogo Robert Sternberg recoge una lista de las veinta características principales para poder desarrollar una inteligencia exitosa. A continuación exponemos estas características para que puedan servir de guía en nuestro crecimiento personal:
Automotivación
La motivación es la clave para poder llevar a cabo nuestras metas, podríamos pensar que es la gasolina que impulsa nuestro motor. Con ella podremos impulsarnos, ser capaces de poder motivarnos a nosotros mismos en nuestros proyectos. Por ello, conocer las razones por las que queremos conseguir nuestro objetivo y tenerlos muy presentes durante todo el recorrido es fundamental para conseguirlo.
Control de impulsos
No es conveniente dejarnos llevar por los primeros impulsos, ya que podemos llegar a equívocos o situaciones no deseadas. Ante cualquier objetivo hay que analizarlo y plantear diferentes alternativas, con sus posibles consecuencias y, así, poder seleccionar la más idónea a nuestra meta.
Aprender a perseverar – Centrarse y concentrarse – Capacidad para aplazar la gratificación
Mantenerse firme y constante es esencial para poder conseguir nuestros propósitos. Si no somos constantes es muy fácil que nos perdamos en el camino al éxito, lo que nos producirá frustración y decepción con nosotros mismos. Tenemos que centrarnos en la tarea que nos hemos propuesto y redirigirnos en caso de salir de nuestro plan.
En muchos de nuestros actos no encontraremos una recompensa inmediata, es probable que incluso, nos encontremos con obstáculos mayores o sensación de cansancio o frustración, estos sentimientos son normales y, es posible que nos acompañen en muchos de los momentos de nuestro camino, pero no tenemos que desesperarnos y ni arrojar la toalla, ya que la recompensa la obtendremos más adelante.
Sacar el máximo partido a nuestra habilidad – Equilibrar el pensamiento analítico, creativo y práctico
Hay que tener en cuenta cuáles son nuestras virtudes para poder potenciarlas. Dependiendo del momento, tendremos que potenciar un tipo de pensamiento u otro. Por lo que potenciar nuestros puntos fuertes y trabajar las debilidades nos servirán para poder llevar a cabo cualquier acción que nos propongamos.
Podemos utilizar una lista de “habilidades propias y a mejorar”, pondremos en práctica aquellas habilidades para la acción que queremos llevar acabo. Con las habilidades a mejorar, pensaremos estrategias para superar nuestras limitaciones, partiendo de las habilidades que ya tenemos adquiridas.
Orientación hacia el objetivo – Equilibrio – Poder ver tanto los detalles como el conjunto
Nuestros actos deben perseguir el fin que deseamos, trazar un plan equilibrado y bien limitado nos ayuda a cumplir estas estrategias. Es fundamental ver el conjunto del plan para saber exactamente lo que perseguimos, pero no hay que olvidar los detalles si queremos conseguir nuestro objetivo. Podemos planificar nuestras acciones por pasos para poder ver los detalles, así conseguiremos no saturarnos y poder ir poco a poco consiguiendo nuestro objetivo.
Pasar a la acción – Tener iniciativa – Completar las tareas – No postergar
Llegados a este momento no basta con tener buenas ideas, hay que llevarlas a cabo. Es primordial tener iniciativa para poner nuestro plan en marcha y completar las tareas. Si dejamos una tarea a medias y/o pasamos a la siguiente, perderemos la perspectiva de nuestro plan y será más fácil fracasar.
Otro de los peligros a los que nos enfrentamos es la postergación, si tendemos a retrasar nuestras tareas conseguiremos eternizar nuestro objetivo y, por consiguiente, nuestra motivación descenderá pudiendo aparecer sentimientos de frustración y fracaso (ver artículo “Hazlo hoy”).
Perder el miedo al fracaso – autoconfianza y creer en nuestra capacidad – Ser independiente y confiar en nosotros mismos
Cuando nos encontramos en una situación complicada es fácil dejarnos llevar por el miedo al fracaso, es decir, al miedo en no conseguir nuestros objetivos, no hay que dejarse llevar por estos temores, tenemos que tener confianza con nosotros mismos y nuestras capacidades. Tampoco es aconsejable dejar que otros asuman nuestras responsabilidades, de esta manera perdemos control y seguridad en nosotros mismos.
Aceptar la crítica justa – Rehusar la autocompasión – tratar de superar las dificultades personales
Es importante buscar la crítica constructiva, tanto de nosotros mismos como la de los demás, de ésta forma podremos aprender y mejorar. Si nos dedicamos a autocompadecernos, no podremos crecer, nos centraremos en lo negativo, llegando al desánimo.
Podremos encontrarnos dificultades muy diversas, de tipo material, emocional, etc., tendremos que recurrir a nuestras habilidades personales para poder superarlas.
El conjunto, estas fortalezas nos permiten lograr y superar nuestros objetivos, dependiendo de nosotros mismos, potenciaremos más unas que otras. Tenemos que ser realistas con nuestras metas y pasos para su consecución y, recordar, que es fundamental conocernos a nosotros mismos, saber cuáles son nuestras fortalezas y, todavía más importante, conocer nuestras limitaciones, las cuales podemos aceptar y trabajar para convertirlas en fortalezas.
Referencia:
“Inteligencia exitosa: como una inteligencia práctica y creativa determina el éxito en la vida”. Robert J.Sternberg, 1997
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